martes, 13 de noviembre de 2012

Así fue

minerva4.jpg (475×356)


Al final, no entendí muy bien 
cómo era que habíamos terminado ahí;
estábamos en su habitación bebiendo, 
compartiendo el espacio y el tiempo.

Mis ojos se encontraron con los suyos
un par de brillantes esmeraldas, 
prometedoras de sueños futuros
prometedoras de olvido cercano.

Sus labios curvándose en sonrisa
y su voz respondiendo a la mía, 
por un momento fue extraño;
como si él hablase con alguien más.

Mis zapatos de tacón 
desabrochados sobre la alfombra, 
mis piernas envueltas en medias color negro 
mi pecho desnudo y frío. 

Las luces flotaban abajo en la ciudad
estaba descubriendo algo de él, 
 el tiempo ya carecía de sentido
porque estábamos llenos de ignorancia.


Lo que queda de los viajes escolares...

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